lunes, 30 de julio de 2007

Suegras


Llevo dos semanas liada en el hospital con mi suegra y sus enfermedades.
La verdad es que va a su ritmo y no le hacemos mucho caso. Es una relación ambivalente, porque los hijos, no le prestan demasiada atención, no han tenido un verdadera relación con ella. Siempre han estado internos y guardan algunos recuerdos dolorosos como el ver como había alquilado su habitación cuando fueron internos por primera vez a los 9 años. No han visto en sus padres mucho contacto con la familia, de hecho mi suegra no tiene trato con apenas nadie de la suya y ninguna con la de su marido.
Sin embargo ahora exige que se le preste atención, y si por un lado nos dice que hagamos nuestra vida, por otro nos pide que estemos pendiente de ella. El caso es que yo estoy pendiente de lo que le pasa y solo yo recibo sus recriminaciones. Y a veces no se que decir ni como actuar.
Esta claro que no puede estar en casa, sus nietos la quieren pero no la soportan, para los hijos y las nueras supone un ejercicio de paciencia soportarla nunca es suficiente , siempre esta de mal humor, o diciendo lo estupenda que es y lo desgraciada que se siente.
Ahora nos ha dado un susto grande. Aun no se que tiene, puede ser algo degenerativo o un cancer, estamos a la espera de los resultados y yo me encuentro en la situación de no saber que hacer. Ayer sugerí a mi marido que lo mejor era buscar una residencia, que no podía estar sola y el me dijo que no lo veía, por otra parte es de convivencia complicada y poco flexible, pero esta claro que entre la artrosis y la insuficiencia respiratoria no puede estar tan independiente. Además no acepta que los huesos le duelen que no puede hacer lo que hacia hace veinte años.
Quiere limpiar cristales todas las semanas, lavar cortinas, no toma un taxi ni por casualidad. Es tacaña con los pequeños detalles que le harían la vida fácil y generosa con los que que no significan nada. Es incapaz de dar una propina a los nietos pero compra kilos y kilos de carne o pescado cuando viene.
El sábado la mandaron a casa, y al final después de estar todos los días yo sola con una media de doce horas de hospital durante diez días, terminó quejándose de lo poco que estábamos pendiente de ella y creándome complejo de culpa, porque además esta celosa de la relación de las nueras con sus padres. Es como si ellos le robaran el afecto y las atenciones que deberían ser suyos. Al final después de estar cuidándola, dejando a mis hijos a su aire, de no tener un respiro estos días, me dejó con la sensación de ser una mala persona, con un permanente estado de mal humor y con la mala conciencia de irme de vacaciones dejándola así.
No se porque me importa tanto.

lunes, 2 de julio de 2007

Las rebajas


Casa año es lo mismo, odio las rebaja pero cada año voy irremisiblemente a ellas. Nunca encuentro tallas, nunca ese modelito tan mono que vi en plena temporada, ni los zapatos, ni el colgante, y si están son seguro de los que no se rebajan o solo cuestan apenas un diez por ciento menos, si queda de tu tamaño. Pero ...¡¡qué más da!!, siempre cae algo, aunque luego acabe guardado en el armario.
Lo peor son las aglomeraciones, parece que te contagien esa furia consumista que te convierten en un animal de costumbres.
Llevo unos años en los que apenas me compro nada yo pero están los chicos, o mejor, esta la chica. A ella todo le gusta, todo le sienta bien, todo le favorece, aunque afortunadamente es prudente dentro de lo que una adolescente puede ser en el tema de la ropa.
Ayer estuve en uno de esos maravillosos grandes almacenes que parece ejercer una atracción diabólica sobre los cazadores de gangas, inexistentes por supuesto, yo pense que era principio de vacaciones, fin de semana y que el calor haría que la gente se quedara en casa, pero me equivoque toda la ciudad estaba allí. Y el rito, como cada temporada se repitió una vez mas.