¡¡¡¡Como me gustan las bodas!!!!! Llegamos a casa después del bodorrio. No estuvo mal. De alguna manera conseguimos llegar mas o menos: tras el segundo turno de plancha a la camisa de mi marido ya que la primera vez, deje una mancha producida por el agua que salía en exceso de la plancha lo que me obligo: primero a lavarla a la 7 de la mañana, ( hora a la que me encontraba planchandola y se produjo el inconveniente, secarla, ( que bien van los avances de la técnica: ¡¡¡Gracias Secadora!!!), y luego a volverla a planchar. Salimos mas cerca de la una que las doce. Por fin llegamos a León, menos mal un caritativo peluquero fue capaz de peinarme ante el desastre y ver el estado de nervios en que me encontraba antes de salir de Zaragoza .
Como en todas la ciudades el Gps, no reconoce las direcciones de las calles. El hotel monismo y desconocido para todo leones que precie, supuso un pequeño inconveniente, pasamos cuatro veces por una entrada camuflada por varias montañas de material de construcción y algún andamio. Una vez superado el primer obstáculo, conseguimos entrar en un relajante Hall de una preciosa hospedería coquetamente decorada con múltiples motivos de religiosos, y nos entregaron las llaves de la habitación. Tras abandonar el ascensor, nos tropezamos con un pequeño problema, no encontrábamos la habitación, y es que no estaban numeradas. Buscamos en los sitios evidentes y usuales, menos en el lógico claro: debajo del piloto de luz tenue colgado del techo donde bajo una débil luz, que interpretábamos al principio como una de esas luces que dan ambiente a los pasillos de los hotelitos chic, se veía en una plaquita blanca con letras plateadas el numero de la habitación, previa información de la recepcionista a la que llamamos con el móvil. Por supuesto nos habíamos equivocado de pasillo.
Apenas diez minutos en los que: Ángel se ducho, yo ni "jarta grifa" no se me fueran a deshacer rizos y la laca se reblanciera, inicie un lavado del gato a base de toallitas húmedas, desodorante y colonia cara...( que conste en acta me había duchado por la mañana). Ponerme lo refajos para disimular michelines, (menos mal que no hacia miaja de calor), y el difícil proceso de maquillame bajo la mortecina luz de una bombilla de 25 watios como mucho.
¿Es alguien capaz de imaginarse lo que es tratar de maquillarse con semejante luz?. Así que me conforme con lo básico y por tanteo.... en fin no quedo demasiado mal. Al menos eso me decía mi marido con cara de lastima y orgullo por mi eficacia y rapidez.......
Tambaleándome sobre unos tacones a los que no estoy acostumbrada y con la inmediata perspectiva de encontrar un patio formado por un precioso mosaico de cantos rodados típico de las construcciones antiguas y oportunamente recuperado para la rehabilitación del antiguo convento o lo que sea que ahora es la hospedería de la Casa de la Espiritualidad, en la que nos alojamos, bajamos a la caza de un taxi para llegar al punto de encuentro del autobús que nos iba a llevar al evento, pero.....¡¡¡¡¡Milagro!!!!! nuestros compis estaban allí esperándonos para llevarnos en coche. Por cierto naturalmente, nos perdimos... Pero aun llegamos a tiempo, y es que no hay nada como la eficacia aragonesa.
Un lugar coquetuelo y encantador plagado de mosquitos y modelitos oportunos, con predomino de color negro en las damas y corbatas pastel en los caballeros, mosquitos como aviones y demás parafernalia que se precie en estos eventos. Aperitivos, cena de diseño y pachanga popular que contemple sentadita en una silla, que soy poco amiga de bailoteos, giros extraños y movimientos violentos . Volvíamos al hotel sobre las cuatro de mañana.
A la salida nos esperaba una factura mal hecha y que el señor de recepción no veía como cambiar para cobrarnos. Tras varias llamadas de movil, y casi media hora de aclaraciones repetidas en un tono amabilísimo, eso si, hemos conseguido salir mas o menos de nuestra residencia nocturna. Es que no se puede ir de juerguecita jarandera a un sitio mas apropiado para ir de retiro y recogimiento espiritual y lo poco apropiado del sitio para las vanidades mundanas, ¡que para rezar no hacen falta espejos iluminados, ni tacones de aguja o vestidos sofisticados!.... y de momento no ha habido mas desgracias,¡Toquemos madera!.
Leon es, eso si una ciudad preciosa y su catedral no tiene comparación cuando una luz brillante se filtra por las vidrieras de sus muros de cristales multicolores. San Isidoro, de lo que la hospedería es prolongación, posee el románico mas maravilloso del mundo, y en la Rioja , dejense de extrañas busquedas gastronómicas los mejores restaurantes de Europa y por su puesto el mejor vino del mundo.
¡¡¡Ah se me olvidaba, !!!!! he encontrado una fantástica librería de viejo, que me ha proporcionado el inmenso placer de comprar una edición de una de mis ultimas obsesiones literarias de : Troteras y danzaderas, que en breve pienso leer entre el olor a viejo, paginas de tacto crujiente y amarillento y delicada encuadernación de páginas irregulares......
Al final, no ha estado tan mal.
