domingo, 18 de marzo de 2007

El de la moto



El de la moto es mi marido. A otros les da por morder esquinas, a él, por salir con la moto como si de un adolescente cualquiera se tratase, solo que este adolescente tiene 46 años y pesa cien kilos. Es lo que le relaja el fin se semana irse por los caminos cual cabra mecánica a saltar ribazos y cruzar zanjas. Luego vuelve relajadito y modoso, manejable y dispuesto a hacer lo que le pida ( cualquier día le pediré que se tire en paracaídas desde el piso once en el que vivimos).

Tiene dos motos una bmw de 1200 que usa para ir a trabajar, así gana tiempo dice, y otra de 250 para asaltar los caminos el fin de semana.

Con la grande comparto de vez en cuando salidas y compañía. Antes hasta íbamos comunicados, hasta que los de bmw nos hicieron la pascua con unos intercomunicadores carísimos que no valían un pimiento, (nos han devuelto el dinero no os asustéis). Pero lo que le gusta de verdad es tirarse al monte, en compañía o solo le da igual, con la pequeña, que con la grande algún día ya hemos tenido que ir a rescatarlo.

Creo que ayer llego al limite, se levanto a las cinco y media de la madrugada y llego pasadas las diez de la noche . Todo el día en la motillo, bajándose apenas para comer. Llegó todo compungido y predispuesto a hacerse perdonar como fuese, confiando en mi buena voluntad. Yo, con rara de perro claro, le esperaba tirada en el sofá enganchada al portátil compartiendo mala leche con quien me quisiese leer.

Esta mañana me ha ofrecido salir donde me apeteciera. Pero lo malo es que a mi no me apetecía, además me duele la cabeza. Pero como me tiene que compensar, ahí lo tengo ordenándome la cocina, ya que es un as del aprovechamiento del espacio, acompañado de mi hijo, que tiene que purgar también sus siete suspensos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jajaja... como nos hemos reido al pensar en tu esposo ordenando todo. Se lo ha llevado barato. Insistimos en la hoguera. XD